Pese a haber sido desalojados, volvieron a ocupar sus puestos
El grado de informalidad que impera en el comercio, sin duda no podría estar mejor representado en el desorden, suciedad e inseguridad de los 'mercaditos' del Callao, problemas sobre el cual pareciera que la ciudadanía ha logrado adaptarse, lo que podría ser percibido por las autoridades como una realidad satisfactoria.
En tres largas cuadras del concurrido jirón Cochrane opera “La Paradita”, el populoso mercado informal que desde hace muchos años ha sido el sostén de cientos de familias y donde se puede encontrar todo lo que quiera.
Muchas veces los altos costos de formalización explican en gran parte la existencia de tantos negocios informales. Sin embargo, esta es una visión simple del verdadero problema.
“Yo tengo 40 años de comerciante y he visto trascurrir el comercio ambulatorio de una manera descarada y esto se debe a que anteriores autoridades han permitido que operen de manera clandestina, en una década el señor Kouri desalojó a estos malos comerciantes, pero actualmente han permitido la impunidad, comentó don Fachín, uno de los dirigentes del mercadito, Lord Cockrane.
Por si fuera poco, es necesario mencionar que la delincuencia se ha apoderado de la zona y ha generado el descontento del vecindario por los continuos accidentes, robos e incendios. Es por ello que Defensa Civil lo ha considerado como una zona totalmente peligrosa.
“Los problemas son mayores, porque hay algunos propietarios del mercado formal que han salido a las calles, hay negociados sobre las pistas, hay grupos que subarriendan los campos y la policía no hace nada por que la Municipalidad lo permite”, dijo la comerciante Flora Silva.
Por otro lado un grupo de ambulantes comentaron que hace un año la Región Callao prometió reubicarlos en un mercado formal, pero a la fecha no ha sucedido.
La poca preocupación por la salud e integridad de los chalacos y el cuidado del ornato público ha permitido que la informalidad se adueñe de aceras y calzadas para comercializar sus productos.
El grado de informalidad que impera en el comercio, sin duda no podría estar mejor representado en el desorden, suciedad e inseguridad de los 'mercaditos' del Callao, problemas sobre el cual pareciera que la ciudadanía ha logrado adaptarse, lo que podría ser percibido por las autoridades como una realidad satisfactoria.
En tres largas cuadras del concurrido jirón Cochrane opera “La Paradita”, el populoso mercado informal que desde hace muchos años ha sido el sostén de cientos de familias y donde se puede encontrar todo lo que quiera.
Muchas veces los altos costos de formalización explican en gran parte la existencia de tantos negocios informales. Sin embargo, esta es una visión simple del verdadero problema.
“Yo tengo 40 años de comerciante y he visto trascurrir el comercio ambulatorio de una manera descarada y esto se debe a que anteriores autoridades han permitido que operen de manera clandestina, en una década el señor Kouri desalojó a estos malos comerciantes, pero actualmente han permitido la impunidad, comentó don Fachín, uno de los dirigentes del mercadito, Lord Cockrane.
Por si fuera poco, es necesario mencionar que la delincuencia se ha apoderado de la zona y ha generado el descontento del vecindario por los continuos accidentes, robos e incendios. Es por ello que Defensa Civil lo ha considerado como una zona totalmente peligrosa.
“Los problemas son mayores, porque hay algunos propietarios del mercado formal que han salido a las calles, hay negociados sobre las pistas, hay grupos que subarriendan los campos y la policía no hace nada por que la Municipalidad lo permite”, dijo la comerciante Flora Silva.
Por otro lado un grupo de ambulantes comentaron que hace un año la Región Callao prometió reubicarlos en un mercado formal, pero a la fecha no ha sucedido.
La poca preocupación por la salud e integridad de los chalacos y el cuidado del ornato público ha permitido que la informalidad se adueñe de aceras y calzadas para comercializar sus productos.
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