Menu

PUBLICIDAD / IMAGEN DE FONDO








 
 
 

 

Sin penas que los pongan en la cárcel, ‘Robacables’ se pasean como en su casa

La venta de cobre resulta un negocio bastante rentable y más aún cuando se hace ilícitamente, en el Callao es pan de cada día ver a audaces delincuentes apoderarse de cientos de metros de tendido telefónico y eléctrico a fin de sacar el cobre que en ellos hay y hacer de varios soles de una manera casi sencilla y rápida.

Bien dicen que el ingenio del peruano es inmenso, pues muchas veces la necesidad obliga. Así lo confirman miles de chalacos que a punta de empeño y talento salen adelante. Trágicamente, esta creatividad también es aprovechada para perpetrar acciones ilícitas que hacen mucho daño a la sociedad.

Aunque sea difícil de creer, una de las formas para delinquir consiste en treparse a los postes para ganar dinero ilícito. Estos ‘hombres arañas’ oscuros, que perjudican a miles de personas con su denigrante comportamiento, son llamados ‘Roba cables’.

Estos ágiles hampones, provistos de escaleras (los más ‘frescos’) y algunas improvisadas herramientas, esperan la noche para subir a lo alto de los postes de algunas zonas solitarias de Lima y Callao. Cuando tienen la seguridad de no ser descubiertos, empiezan la maligna labor.

Hábilmente, cortan el cableado de baja y media tensión, así como la red de telefonía, pues en el interior de estos, se encuentra una mercancía que, en cantidad, genera buenos ingresos: el tan preciado cobre, el cual venden a precios módicos en el mercado negro. Ellos son el primer eslabón de una cadena de producción del bajo mundo, que termina por exportar a otros países el metal ilegalmente obtenido.

Los daños

Mientras más kilogramos vendan, mayor es la ganancia. Así, en la búsqueda de la fuente de riqueza eterna, los maleantes devoran kilómetros enteros de cable, lo que en un solo día puede afectar a aproximadamente 300 familias.

Por citar un penoso ejemplo, el pasado 13 de mayo, agentes policiales capturaron a Branny Alberto Carranza Gorbiña (22) cuando, acompañado de otros sujetos, robaba 150 metros de cableado telefónico en la picante zona de Sarita Colonia, en el Callao.

Ante su reincidencia, el Séptimo Juzgado Penal del Callao dispuso el 14 de mayo que Carranza fuera internado en el penal Sarita Colonia para ser procesado como reo en cárcel.

Este caso hace que los afectados se pregunten si la justicia peruana es realmente efectiva. Pues, cómo se puede explicar que un delincuente que fue sentenciado, unos meses después, sea sorprendido nuevamente atentando contra el patrimonio privado.

Según una conocida empresa Telefónica, en el 2010, en todo el país, se registraron 5.180 robos, que dejaron sin comunicación a 1’029.316 clientes.

Además la misma entidad señala que hasta el pasado mes de mayo, se han producido 2.664 hurtos, lo que dejó 563.337 usuarios afectados en el país.

Esto representa un escandaloso incremento del 158% con respecto a los primeros cinco meses del año pasado, donde se detectaron 1.687 casos.

Qué motiva el delito
Israel Tokashiki, gerente de Mantenimiento de Planta Externa de Telefónica, explica que el cobre es uno de los metales más empleados en la actualidad, ya que es ingrediente fundamental para la elaboración de equipos informáticos y de telecomunicaciones. De este modo, el cableado que cuelga sobre nuestras cabezas representa para las personas de mal vivir, una mina de oro.

“El material robado de los cables es vendido a las fundidoras y chatarreras, las que a su vez lo revenden. Así, buena parte de ese metal termina fuera del país, especialmente en Asia”, precisa.

Vale decir que según fuentes cercanas a este medio impreso, un kilo del metal equivale a casi dos metros de cable telefónico robado, y su valor ha ido en alza. Hoy alcanza los 8,9 dólares en el mercado negro. Dentro del país el costo apenas llega a los S/. 0.90 por kilo, por lo que los ladrones roban grandes cantidades para tener ganancia.

No es un simple robo
Las implicaciones de este hecho delictivo van más allá de hacerse con unos metros de cobre. Las consecuencias de este ilícito acto afectan tremendamente a las empresas de telefonía y energía pública, pues gastan millones en la reposición del cableado. Al mismo tiempo, los usuarios, son quienes pagan los ‘platos rotos’ que dejan estos atentados criminales.

“Los robos de cables no son solamente hurtos agravados, tipificados en el Código Penal. También son entorpecimientos de las telecomunicaciones y el servicio de electricidad, delito que se detalla en la Ley 29583.

Además de la compañía directamente afectada, distintas comunidades sufren las consecuencias de estos ilícitos al quedarse sin comunicación o servicios básicos”, indica Renzo Hábich Morales, asesor legal de Telefónica.

Este delito, y el de entorpecimiento de las telecomunicaciones y del flujo de la electricidad, tienen una pena de 4 a 6 años de cárcel, sin embargo, las penas no se suman. En la mayoría de casos los jueces no están aplicando bien la norma ya que a los ‘roba cables’ casi siempre se los condena a prisión suspendida y salen en libertad para reincidir y afectar a hospitales, colegios, comisarías y estaciones de bomberos que no pueden funcionar sin teléfono ni electricidad.

Respecto a este tema, la oficina de prensa de la Corte Superior de Justicia de Lima señaló que ningún magistrado se pronunciaría para no entorpecer procesos en curso sobre estos delitos, lo cual sólo deja en el aire miles de interrogantes sobre la aparente pasividad de la ley.

Las penosas cifras
Actualmente existen 465 procesos en curso en la PNP, fiscalía y Poder Judicial. Del 2006 al 2010 la PNP intervino a 1.452 personas el mismo delito. De ellas, 384 fueron condenadas, pero solo al 10% se le dio prisión efectiva. Este año se ha intervenido a 58 personas y solamente diez están tras las rejas.

Ante los hechos mostrados, cuanto más tendremos que esperar los ciudadanos para ver efectividades en las leyes. Cualquier forma de delitos es grave, aún más cuando los resultados de esta son muy similares a intervenciones terroristas que tanto daño hicieron al país.

Publicar un comentario Blogger

  1. Sin perjuicio de detener a los ladrones hay que ubicar a los reducidores que compran este material robado, "Muerto el perro, muerta la rabia", sería bueno que la PNP se de una vuelta por la avenida Argentina, cuadra 3 y se dará con algunas sorpresas.....

    ResponderEliminar
  2. no fue asi pues a mi no me encontraron robando como dice la policia fueron otros los que robaron pero , yo pase cerca al lugar y me intervinieron y como yo tenia antecedentes por el delito me perjudicaron a mi pues para que puedan llevar y ponermelo los policias cortaron el cable que estaba medio caido me perjudicaron mandandome a la carcel por algo que no lo realice yo

    ResponderEliminar

 
 
Top