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Trabajos de chatarrería en la zona han provocado que residentes teman por su salud y vivan un verdadero martirio a diario Los residentes del Callao siguen padeciendo por la irresponsabilidad de varias empresas. 

Al ya conocido y escandaloso problema de la contaminación por plomo, se suma ahora un nuevo caso que conmocionará a toda la Provincia Constitucional. Según se denunció, una chatarrería que opera en la tercera cuadra del jirón Ancash, una de las zonas más ‘picantes’ del puerto, pone en vilo la salud de los vecinos pues desde el local donde funciona la peculiar empresa emergen no sólo vapores dañinos, sino también, roedores e insectos. Como dieron a conocer los afectados, el negocio pertenecería al señor José Cabrera y tiene como actividad principal almacenar fierros y botellas para luego venderlos a terceras personas. La gran cantidad de estos materiales desechados lo convertirían en un nido de plagas y en una bomba de tiempo. Los vecinos de la zona informaron que el propietario de la pequeña empresa tiene otro local, que sería el principal, en la avenida Argentina. Pese a ello decidió abrir otro en el jirón Ancash, y propició el malestar de todos. “Prensa Chalaca” intentó obtener su descargo, sin embargo, nunca contestó las llamadas. El problema Según manifestaron los afectados, ellos no critican ni el trabajo ni el negocio en cuestión, sin embargo, sí están en contra de la plaga de ratas y mosquitos, y los gases tóxicos que se emanan desde el interior del local. Ellos necesitan un cambio a favor de su salud. Durante las noches, explican, los animales salen del almacén y cruzan hacia las viviendas para buscar alimento. Además, la quema de elementos tóxicos, llena el ambiente de humo sumamente dañino y peligroso. Asimismo, los vecinos afirman que en el interior del local hay maquinarias para el reciclado de fierros. Esto, aunque no produce emanaciones venenosas, como en el caso anterior, afecta también la tranquilidad de la zona por el ruido de los procesos. A la vez, la entrada y salida de camiones cargados de materiales perturba la tranquilidad de la comunidad. Por otro lado, el almacenamiento de latas con residuos en descomposición ha provocado una plaga de mosquitos que ingresan a las casas y generan preocupación por las enfermedades que pueden transmitir. La más preocupante de ellas es el Dengue, pero muchas más pueden incluso acabar con la vida de varias personas. Las decenas de familias que viven en el jirón Ancash y en el asentamiento humano “La Siberia” son los principales afectados con el trabajo de la empresa. La misma viene realizando esta actividad desde hace casi un año, pero nadie sabe a ciencia si tiene los permisos de ley. Carta a la Municipalidad Hartos por las operaciones nocivas de esta empresa chatarrera, los vecinos alzaron su voz de protesta y llenaron un padrón de firmas que hicieron llegar a Juan Malpartida, gerente de Control Ambiental de la Municipalidad del Callao. Junto con la nómina antes mencionada, se adjuntó el documento en donde se detallan sus quejas, las cuales no serían infundadas debido a la contaminación propiciada por la empresa en cuestión. Según se supo, es altamente probable que algunas zonas de los jirones Loreto, así como la Unidad Modelo, también se vean afectadas por la contaminación a la cual se está expuesto el jirón Ancash, lo cual es sumamente preocupante. Exigencias Los residentes del lugar, básicamente tienen tres peticiones ante el problema que los aqueja día y noche: la desratización inmediata, la fumigación para acabar con insectos como el mosquito, y el cese de la quema de productos, actividad que los envenena a diario. Varios niños que juegan en canchas deportivas aledañas al local se han visto afectados con los gases emanados. Asimismo, se observan roedores en las cocinas de las viviendas y los bichos casi han ‘invadido’ los hogares. Debido a ello, el cumplimiento de las condiciones exigidas es vital para asegurar una mejora en la calidad de vida de todos. Se espera que la Municipalidad del Callao haga una inspección muy pronto. Según se indicó, a más tardar en cinco días estará respondiendo la misiva de los preocupados e indignados residentes del jirón Ancash.

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