Hace unos meses, publicamos un informe acerca de ‘Los Fantasmas del Callao’ y la participación del Grupo ‘Dharma’ en estos insólitos sucesos. Sin embargo, y no tan convencidos de estos hallazgos, ‘Prensa Chalaca’ envió a dos de sus más escépticos, y algo intrépidos, reporteros a la cobertura total de una visita de investigación paranormal en los oscuros calabozos de la imponente Fortaleza del Real Felipe… durante la madrugada. La evidencia nos puso los pelos de punta y puso en riesgo nuestra susceptibilidad como profesionales.
Por: Robinson Reyna y Richard Tsukamoto
¡Gritos!
“Al Cabo Osorio se le hizo tarde para entrar en servicio y comenzó a trepar los muros del Torreón de la Reyna… eran aproximadamente la 1 o 2 de la madrugada y escuchó unos gritos que decían: "Vamos a comenzar la batalla" inmediatamente, sintió que una mano lo empujó tres veces hasta que cayó y perdió el conocimiento. Cuando lo encontraron… botaba espuma por la boca”, indica Armando Muñante, empleado del museo del Real Felipe desde hace 25 años.
Este y muchos otros mitos, son los que escuchamos antes de hacer nuestro ingreso a la legendaria Fortaleza. “Nos dividiremos en tres grupos que visitaran tres ambientes distintos: El Torreón del Rey, el Torreón de la Reyna y la Casa del Gobernador. Le daremos a los grupos varillas, velas, péndulos, grabadoras y un Frank box. Las personas sensibles, háganlo saber a su coordinador para que no dificulten la investigación”, dice poco antes de iniciarse la aventura Carmen Briceño, médium fundadora del Grupo de Investigación Paranormal ‘Dharma’.
Ave Satanik
Al iniciar nuestro recorrido, nos aventuramos por los oscuros y tenebrosos pasillos del Torreón de la Reyna, alumbrados apenas por la luz de una linterna. La médium del equipo, María Elizabeth Samaniego, tocaba las paredes intentando entrar en contacto con los espíritus del recinto.
Tras un par episodios en los que pudimos ver como dos personas eran poseídas, nuestros reporteros, cámara en mano, creyeron haber visto suficiente… pero estaban equivocados. Bajando unas angostas escaleras, ingresamos a un cuartel de vigilancia que conectaba con los calabozos subterráneos. Una vez posicionados, encendimos el Frank Box (aparato para escuchar presuntas voces de espíritus) y nos detuvimos a oscuras para escuchar las respuestas a nuestras preguntas.
Luego de largos minutos de espera, un canto similar al tétrico cántico del ‘Ave Satanik’ de la popular película ‘La Profecía’, congeló nuestra espina dorsal y erizó nuestros cabellos. Seguidamente una voz masculina se identificó como ‘Paul’ y nos pidió prenderle una vela.
Almas Malignas
Culminada la sesión en el cuartel de vigilancia, nuestro equipo recorrió un amplio pasadizo que conectaba con estrechos callejones. “Ahí encerraban a los prisioneros, los tenían a todos hacinados y en pie, las 24 horas. Ahí hacían sus necesidades y dos veces a la semana les arrojaban pan y agua. Ser apresado en esas épocas era prácticamente una condena de muerte”, indicó Armando Muñante.
Cuando pensábamos recorrer esos estrechos callejones, un miembro del equipo, el Sr. Carlos González no dudó en hacer la advertencia: “Ahí no podemos entrar, al menos no esta noche”. Aún ávidos de curiosidad, uno de nuestros reporteros intentó hacer su valiente ingreso, pero nuevamente fue advertido. “Ahí hay almas malas, ni siquiera quieren que les recemos, es triste sentir como reniegan de Dios”, continúa el Sr. González, y posteriormente hacer un rápido ingreso para tomar fotografías.
“¡Fuera!”
Paralelamente, en algún ambiente del Torreón de la Reyna, otro grupo de investigación probaba suerte con alguna psicofonía.
- ¿Hay alguien ahí?
- Si – respondía una voz masculina, al otro lado del hilo paranormal
- ¿Cuántos son?
- Cuatro – responde con total claridad
- ¿Eres un soldado?
- Si – agrega la voz, luego de algunos segundos.
- ¿Tienes familia? ¿Tienes hijos?
- … ¡Fuera! – responde nuestro interlocutor, luego de varios minutos de espera.
Aparentemente, no fue del agrado del espíritu ser consultado acerca de su familia. “Muchos de los fantasmas del Real Felipe, fueron de personas que vivieron en el Siglo XIX. A diferencia de un cementerio, muchos de ellos no quieren comunicarse, solo quieren que los dejen en paz”, sostuvo el investigador de ‘Dharma’, Pedro Noguchi.
Por: Robinson Reyna y Richard Tsukamoto
¡Gritos!
“Al Cabo Osorio se le hizo tarde para entrar en servicio y comenzó a trepar los muros del Torreón de la Reyna… eran aproximadamente la 1 o 2 de la madrugada y escuchó unos gritos que decían: "Vamos a comenzar la batalla" inmediatamente, sintió que una mano lo empujó tres veces hasta que cayó y perdió el conocimiento. Cuando lo encontraron… botaba espuma por la boca”, indica Armando Muñante, empleado del museo del Real Felipe desde hace 25 años.
Este y muchos otros mitos, son los que escuchamos antes de hacer nuestro ingreso a la legendaria Fortaleza. “Nos dividiremos en tres grupos que visitaran tres ambientes distintos: El Torreón del Rey, el Torreón de la Reyna y la Casa del Gobernador. Le daremos a los grupos varillas, velas, péndulos, grabadoras y un Frank box. Las personas sensibles, háganlo saber a su coordinador para que no dificulten la investigación”, dice poco antes de iniciarse la aventura Carmen Briceño, médium fundadora del Grupo de Investigación Paranormal ‘Dharma’.
Ave Satanik
Al iniciar nuestro recorrido, nos aventuramos por los oscuros y tenebrosos pasillos del Torreón de la Reyna, alumbrados apenas por la luz de una linterna. La médium del equipo, María Elizabeth Samaniego, tocaba las paredes intentando entrar en contacto con los espíritus del recinto.
Tras un par episodios en los que pudimos ver como dos personas eran poseídas, nuestros reporteros, cámara en mano, creyeron haber visto suficiente… pero estaban equivocados. Bajando unas angostas escaleras, ingresamos a un cuartel de vigilancia que conectaba con los calabozos subterráneos. Una vez posicionados, encendimos el Frank Box (aparato para escuchar presuntas voces de espíritus) y nos detuvimos a oscuras para escuchar las respuestas a nuestras preguntas.
Luego de largos minutos de espera, un canto similar al tétrico cántico del ‘Ave Satanik’ de la popular película ‘La Profecía’, congeló nuestra espina dorsal y erizó nuestros cabellos. Seguidamente una voz masculina se identificó como ‘Paul’ y nos pidió prenderle una vela.
Almas Malignas
Culminada la sesión en el cuartel de vigilancia, nuestro equipo recorrió un amplio pasadizo que conectaba con estrechos callejones. “Ahí encerraban a los prisioneros, los tenían a todos hacinados y en pie, las 24 horas. Ahí hacían sus necesidades y dos veces a la semana les arrojaban pan y agua. Ser apresado en esas épocas era prácticamente una condena de muerte”, indicó Armando Muñante.
Cuando pensábamos recorrer esos estrechos callejones, un miembro del equipo, el Sr. Carlos González no dudó en hacer la advertencia: “Ahí no podemos entrar, al menos no esta noche”. Aún ávidos de curiosidad, uno de nuestros reporteros intentó hacer su valiente ingreso, pero nuevamente fue advertido. “Ahí hay almas malas, ni siquiera quieren que les recemos, es triste sentir como reniegan de Dios”, continúa el Sr. González, y posteriormente hacer un rápido ingreso para tomar fotografías.
“¡Fuera!”
Paralelamente, en algún ambiente del Torreón de la Reyna, otro grupo de investigación probaba suerte con alguna psicofonía.
- ¿Hay alguien ahí?
- Si – respondía una voz masculina, al otro lado del hilo paranormal
- ¿Cuántos son?
- Cuatro – responde con total claridad
- ¿Eres un soldado?
- Si – agrega la voz, luego de algunos segundos.
- ¿Tienes familia? ¿Tienes hijos?
- … ¡Fuera! – responde nuestro interlocutor, luego de varios minutos de espera.
Aparentemente, no fue del agrado del espíritu ser consultado acerca de su familia. “Muchos de los fantasmas del Real Felipe, fueron de personas que vivieron en el Siglo XIX. A diferencia de un cementerio, muchos de ellos no quieren comunicarse, solo quieren que los dejen en paz”, sostuvo el investigador de ‘Dharma’, Pedro Noguchi.
El Monje Loco
Instalados en el Torreón del Rey, y luego de darnos un breve receso para tomar un poco de aire y corroborar que nuestra mente no nos estaba jugando una mala pasada, descendimos por las escaleras que conectaban a los calabozos del citado Torreón.
En el descenso, la líder del equipo de investigación se aventuraba sin temor alguno a tratar de encontrar la mayor evidencia; sin embargo, no fue hasta llegar a dos escalones del calabozo central, donde tuvo que hacerle frente a uno de los más terribles de sus miedos.
- ¡No puedo seguir!... Es horrible”, clamaba notablemente atormentada y tapándose la cara.
- ¿Qué viste? Ahí no hay nada – preguntó nuestro reportero que avanzaba junto a ella lo más adelante posible.
- Es un monje… nos está mirando… es horrible… no podemos estar acá. ¡Regresamos! – sostuvo para luego dar marcha atrás y buscar un lugar para poder recuperar la calma.
Mientras el equipo hacía su ascenso por las accidentadas escaleras de piedra, la líder del grupo le advertía a uno de nuestros reporteros. “Nos está siguiendo, lo siento detrás de mí… me está jalando la mochila…. Vamos rápido”.
Tratándose de un oscuro paseo, por una de las Fortalezas más temidas, en un implacable día de luna, y encontrándonos en esa temerosa situación, dudamos mucho que se haya tratado de una broma, una mentira, o un psicocial.
“Quiero irme con ustedes”
Por cuestión de espacio, tendremos que omitir ciertas experiencias que podrán leer en nuestra página web. Sin embargo, no podemos desestimar, la espectacular aventura en la Casa del Gobernador, donde el alma sometida de un niño expresó su apego hacia nosotros.
- “Niño ¿Qué edad tienes?” – Preguntamos. – “Ocho”– responde una tímida voz. – “¿Estás con tu mamá?” – Seguimos con las preguntas, sin pensar que un alma adulta nos acechaba – “No sé” – responde una voz adulta. – “¡Queremos hablar con el niño! ¿Tienes miedo?” – insistimos.
Esta vez no hay respuesta alguna, a lo lejos una fuerte toz de una miembro del equipo nos pone en alerta. – Esa alma es mala, y no quiere que estemos aquí – responde la afectada, quien dijo haber sentido una opresión sobre su pecho, hasta el extremo de asfixiarla. Al lado de nuestros reporteros una joven participante indicó que le habían gruñido al oído. “Creo que quisieron asustarnos”, sostuvo.
A un lado del salón, Carmen Briceño indicó que el niño le había pedido que lo ayudemos. “Quiere venir con nosotros, pero lamentablemente no podemos hacer eso. Aquí hay un alma muy mala, que lo tiene sometido, no es la primera vez que entramos en contacto con este pequeño. Es una pena que no pueda descansar en paz”, afirma.
Los Fantasmas existen
Terminada la sesión y siendo casi las 2:00 de la madrugada, salimos aterrorizados del recinto. Nos reunimos con los demás participantes y compartimos experiencias de lo sucedido entre los muros de la Fortaleza. Todos coincidieron con la experiencia del niño, y un par de grupos pudieron ser testigos de una posesión violenta. Otros participantes vieron a un monje dando vueltas en el Torreón del Rey, algunos sintieron jalones de pelo, de mochilas, náuseas, temblores, silbidos y golpes en las paredes.
A lo lejos, se oía la voz de la mujer asfixiada en la experiencia de la Casa del Gobernador que decía. “Siendo que me arde el pecho, es como si un par de manos me hubieran agarrado para ahorcarme”, refirió.
Instalados en el Torreón del Rey, y luego de darnos un breve receso para tomar un poco de aire y corroborar que nuestra mente no nos estaba jugando una mala pasada, descendimos por las escaleras que conectaban a los calabozos del citado Torreón.
En el descenso, la líder del equipo de investigación se aventuraba sin temor alguno a tratar de encontrar la mayor evidencia; sin embargo, no fue hasta llegar a dos escalones del calabozo central, donde tuvo que hacerle frente a uno de los más terribles de sus miedos.
- ¡No puedo seguir!... Es horrible”, clamaba notablemente atormentada y tapándose la cara.
- ¿Qué viste? Ahí no hay nada – preguntó nuestro reportero que avanzaba junto a ella lo más adelante posible.
- Es un monje… nos está mirando… es horrible… no podemos estar acá. ¡Regresamos! – sostuvo para luego dar marcha atrás y buscar un lugar para poder recuperar la calma.
Mientras el equipo hacía su ascenso por las accidentadas escaleras de piedra, la líder del grupo le advertía a uno de nuestros reporteros. “Nos está siguiendo, lo siento detrás de mí… me está jalando la mochila…. Vamos rápido”.
Tratándose de un oscuro paseo, por una de las Fortalezas más temidas, en un implacable día de luna, y encontrándonos en esa temerosa situación, dudamos mucho que se haya tratado de una broma, una mentira, o un psicocial.
“Quiero irme con ustedes”
Por cuestión de espacio, tendremos que omitir ciertas experiencias que podrán leer en nuestra página web. Sin embargo, no podemos desestimar, la espectacular aventura en la Casa del Gobernador, donde el alma sometida de un niño expresó su apego hacia nosotros.
- “Niño ¿Qué edad tienes?” – Preguntamos. – “Ocho”– responde una tímida voz. – “¿Estás con tu mamá?” – Seguimos con las preguntas, sin pensar que un alma adulta nos acechaba – “No sé” – responde una voz adulta. – “¡Queremos hablar con el niño! ¿Tienes miedo?” – insistimos.
Esta vez no hay respuesta alguna, a lo lejos una fuerte toz de una miembro del equipo nos pone en alerta. – Esa alma es mala, y no quiere que estemos aquí – responde la afectada, quien dijo haber sentido una opresión sobre su pecho, hasta el extremo de asfixiarla. Al lado de nuestros reporteros una joven participante indicó que le habían gruñido al oído. “Creo que quisieron asustarnos”, sostuvo.
A un lado del salón, Carmen Briceño indicó que el niño le había pedido que lo ayudemos. “Quiere venir con nosotros, pero lamentablemente no podemos hacer eso. Aquí hay un alma muy mala, que lo tiene sometido, no es la primera vez que entramos en contacto con este pequeño. Es una pena que no pueda descansar en paz”, afirma.
Los Fantasmas existen
Terminada la sesión y siendo casi las 2:00 de la madrugada, salimos aterrorizados del recinto. Nos reunimos con los demás participantes y compartimos experiencias de lo sucedido entre los muros de la Fortaleza. Todos coincidieron con la experiencia del niño, y un par de grupos pudieron ser testigos de una posesión violenta. Otros participantes vieron a un monje dando vueltas en el Torreón del Rey, algunos sintieron jalones de pelo, de mochilas, náuseas, temblores, silbidos y golpes en las paredes.
A lo lejos, se oía la voz de la mujer asfixiada en la experiencia de la Casa del Gobernador que decía. “Siendo que me arde el pecho, es como si un par de manos me hubieran agarrado para ahorcarme”, refirió.
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