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A los 85 años
Recorriendo las calles chalacas y a pocos de la tan esperada noche buena, nos encontramos con María Torres de Gonzales (85), una humilde anciana recicladora que reside en una modesta casa en Santa Marina Norte. Todos los días se despierta antes de las siete de la mañana y atiende a su amado esposo que a causa de un terrible accidente que sufrió hace no poco más de un mes quedó postrado en cama y no puede valerse por sí mismo.
Trabajo para mi esposo y para mí
“Mi esposo también reciclaba como yo, a sus 87 años mi Josecito se levantaba muy temprano junto conmigo y empezábamos nuestro día, el se esforzaba mucho para mantener nuestra pequeña casita hasta que hace un mes en el cruce de la Avenida Guardia Chalaca con Av. Colonial, un inescrupuloso chofer manejaba su camión como quien se lo lleva el diablo y lo atropelló. Gracias a Dios no falleció porque si hubiera sido así yo hubiera preferido irme con él. El carro lo golpeó y lo tiró a la pista. Después de su accidente hemos visto la manera de comprar sus medicinas pero a veces no me alcanza y sufro mucho al ver a mi Josecito postrado en cama” cuenta doña María.
La humilde anciana sale diariamente a recorrer las calles del centro del Callao con su cochecito de mercado, ya que a su avanzada edad no puede cargar peso sobre su espalda, camina horas de horas en busca de botellas de plástico, cartones, papeles, periódicos, entre otros materiales que son reciclables para luego llevarlos a un depósito de reciclaje en “El Obelisco” y recibir aproximadamente de 5 a 10 nuevos soles diarios.
Hijos los abandonaron
Con este dinero mantiene a su esposo y compra algunas medicinas que este requiere, compra los alimentos del día y no le alcanza para nada más. Es lamentable el estado en que vive la Señora Torres, ya que sus inconscientes hijos abandonaron a sus padres hace muchos años y hasta el día de hoy no los han vuelto a buscar ni a preocuparse por ellos.
Este es un caso, entre muchos que existen en el Callao, no debemos dar la espalda a las personas que realmente nos necesitan. Apoyar a alguien no significa darles dinero si no que también pueden donar ropa, víveres, utensilios de aseo, entre otros artículos y hasta con una simple palabra de aliento pueden hacer que su día cambie por completo.

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