Según jefe de la policía chalaca, banda está prácticamente desarticulada con captura de Balbín Nole y ‘Machona Candy’ La temida Candy del Pilar Díaz Montenegro (19), lideresa de los Maras del Callao conocida con el alias de ‘Machona Candy’, está a punto de ser recluida en el penal Santa Mónica de Chorrillos y con ello esta peligrosa banda estaría quedándose sin uno de sus principales referentes. Como indicaron fuentes del Ministerio Público chalaco, ella podría pasar por lo menos 15 años de prisión tras ser procesada por delitos como asociación Ilícita para delinquir, tráfico Ilícito de drogas y extorsión, acciones realizadas con regularidad por ella y sus seguidores.
Ahora que ‘Machona Candy’ tiene un pie en la cárcel, ¿el Callao ya puede respirar tranquilo? La respuesta, según la alta dirección de la policía del primer puerto, es sí. Los Maras porteños están prácticamente desarticulados y ya no serán un inconveniente de cuidado. No son un problema El director de la XX Dirección Territorial policial (Dirtepol) del Callao, el general Carlos Morán Soto, informó que, al menos por el momento, los ‘Maras Salvatrucha’ porteños no son un problema. Según explicó, con la captura de Balbín Castillo Nole, y recientemente la de ‘Machona Candy’, prácticamente han desbaratado la banda. Esto, como indica, se debe a que los demás integrantes de la pandilla no tienen el protagonismo ni la jerarquía suficiente para llevar la batuta. Además, los remanentes del grupo representarían a lo mucho sólo cuatro adolescentes quienes ya están identificados y en proceso de detención. “El cabecilla de la banda era Balbín Nole, luego lo fue esta mujer, pero creo que los demás tengan el protagonismo para dirigir”, indicó. Asimismo, el director de la policía chalaca fue claro en decir que la pandilla, al menos de momento, no es un problema mayor, sin embargo, tomarán medidas de prevención. Imitadores de temer Según el general Morán, los capturados cabecillas, y sus secuaces quienes aún están en las calles, no tienen vínculo real con los Maras de El Salvador, el grupo probablemente más violento y sanguinario de todo América Latina. Los del Callao son sólo imitadores quienes han copiado sus símbolos, niveles de jerarquías y métodos. ¿Qué harían los verdaderos Salvatruchas con niños jugando a ser ‘superhéroes’? Aún así, en su pantomima, la pandilla porteña era peligrosa y así lo demostró cuando Óscar Barrientos Quiroz (19), mató a su padre, Rolando Octavio Barrientos Quintana, para ingresar al grupo delictivo. Esta forma de ‘admisión’ por ejemplo, es un calco de los procedimientos Maras. Como se informó, estos peligrosos imitadores están a punto de ser capturados en su totalidad y ya no serían un problema, sin embargo, qué sucede si más adolescentes deciden adherirse a esta casi muerta asociación delictiva. Sea el grupo una imitación o no de los Salvatruchas, muchos menores lo pueden ver como una salida a sus problemas, entonces ¿qué se puede hacer para poner fin a todo esto? Problema social La tarea de la policía está centrada en atrapar a quienes perturben el orden en la sociedad, sin embargo, ¿puede ir más allá para evitar el surgimiento de vándalos como los mencionados? El general Morán dice que su trabajo, lamentablemente, no tiene jurisdicción en el campo más importante del desarrollo personal del individuo: la familia. Poco es lo que puede hacer un efectivo pues, como dijo el alto mando policial, este es un problema social, y como tal, el trabajo de los efectivos es complementario, pero nada más. Es tarea de los tutores velar por el desarrollo de los menores de la mejor manera. “Estos menores vienen de hogares disfuncionales. Abandonan el hogar, delinquen, venden drogan y se juntan con estos grupos violentistas”, indicó el mayor. Con ello dejó en claro que una familia en problemas sólo genera personas con resentimientos, deseosas de obtener cariño a cualquier costo. ¿Es el fin real? Los Maras del Callao no tienen vínculos reales con los Salvatruchas centroamericanos, sin embargo, generaron miedo en el puerto con más de una muerte. Según la policía, con la captura de sus líderes el grupo está prácticamente desarticulado y sin oportunidades de resurgir, pero ¿es saludable confiarse? Si no se realiza un trabajo eficiente, más menores tratarán de olvidar sus penurias derramando la sangre de muchos inocentes.
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