El primer puerto sufre más de una contaminación. A la del aire y la tierra se suma la del mar
Durante el verano miles de chalacos la pasaron bien en las aguas del
Pacífico.
Gran cantidad de ellos refrescaron sus acalorados cuerpos en
balnearios del sur, de la costa verde, o de Ventanilla, pero otros más,
tal vez atarantados por las altas temperaturas, prefirieron utilizar a
su propio riesgo el pestilente mar chalaco como fuente de diversión.
Los registros de enfermedades gastrointestinales y dermatológicas se
elevaron escandalosamente, pero ello no fue (ni es, ni será) el problema
de fondo. A puertas de entrar en la estación más fría del año, los
bañistas ya han desaparecido de las playas, pero la contaminación sigue
ahí como purulento monumento a la irresponsabilidad de muchos.
Basura viajera
Juan Malpartida, gerente de Control Ambiental de la Municipalidad del
Callao, explicó que las costas chalacas reciben cada día aproximadamente
30 toneladas de basura. La misma es arrastrada por la corriente desde
los distritos de San Miguel y Magdalena donde cientos de camiones
arrojan el desmonte de las construcciones.
Según el funcionario, el problema es que la tierra lanzada está mezclada
con residuos como concreto, plásticos, madera y otros. Estos sólidos son
separados por la marea y van a parar a la costa chalaca donde forman una
especie de costra tóxica.
“Todos los días traen materiales de las construcciones básicamente por
el proyecto de ampliación de la Costa Verde. Se necesita tierra para
compactar suelo, pero con ella están mezclados residuos como madera,
plásticos. El mar segrega los desperdicios y los lleva a las playas del
Callao”, manifestó.
Para él, los trabajos deben desarrollarse con mayor responsabilidad por
parte de sus pares de San Miguel y Magdalena, con quienes se ha tratado
infructuosamente de llegar a acuerdos para detener la contaminación.
Una de las zonas más afectadas con el problema es la playa Carpayo.
Según Malpartida, es el punto más crítico y visible, pero no la única
pues incluso la costa de La Punta se llena a diario de residuos que los
trabajadores limpian a diario. Estos esfuerzos, en poco, no serán
suficientes.
Propia irresponsabilidad
Parte de la contaminación del litoral chalaco viene de otros distritos,
sin embargo, la irresponsabilidad de los propios residentes también
juega en contra del medio ambiente. En las zonas bravas como Barracones,
La Siberia, Alan García, lucrarían con un oscuro negocio.
Según indica el gerente de Control Ambiental chalaco, inescrupulosos
dejan que los camiones los llenen a ellos mismos de basura a cambio de
algunos favores monetarios. Según se presume, cobran una especie de
peaje pero no consideran el real problema en el cual están metiéndose.
Para ellos, las montañas de desperdicios son colinas desde donde mirar
el enfermo mar.
Las playas no son las únicas afectadas con la dejadez. Recientemente los
pobladores del asentamiento humano El Ayllu reclamaban que su sector
estaba inundándose por el ‘colapso’ de sus ‘sistemas de desagüe’. ¿A qué
se debe el deterioro?
Como explicó Malpartida, ello responde precisamente a la
irresponsabilidad de los propios pobladores quienes han tenido fácil
utilizar antiguos canales de regadío como alcantarillado. Los mismos se
han secado y dejaron expuestos los desechos fecales, propiciando así un
peligroso foco de infecciones.
Para los vecinos del lugar, la contaminación viene porque sus silos
están repletos ya no dan para más, sin embargo, la autoridad indicó que
casi nadie los tiene. Entonces ¿quién tiene la razón? Por lo pronto,
Sedapal, la Municipalidad del Callao y el Gobierno Regional trabajan
para minimizar la contaminación en el lugar.
El desagüe del Lima
El colector de Taboada es uno de los mayores focos infecciosos de la
ciudad y para minimizar su pernicioso impacto desde abril del 2009 se
trabaja en una planta de tratamientos de aguas servidas. El proyecto es
dirigido y supervisado por el Ministerio de Vivienda, Construcción y
Saneamiento, sin embargo poco se ha avanzado.
Para Juan Malpartida la cosa es clara: “no se debe contemplar al mar
como el desagüe de Lima”. Para minimizar la contaminación los tubos
deben entrar varios metros al mar y no formar ríos de restos fecales,
como lo hacen actualmente.
Pasan los años y el problema de la contaminación es un nocivo pendiente
al cual aún no se da solución. Es claro que los políticos chalacos deben
fajarse por el Callao, pero ¿qué se hace cuando los propios vecinos
manchan la casa? Lavarle la cara al puerto es cuestión de cultura.
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