Humilde comerciante exige indemnización
Malú Chávez Amasifuén, se convirtió en obligada testigo de una de las incursiones policiales más sonadas de los últimos días: “La Captura de los Injertos de la Siberia”, en las instalaciones del restaurante “Valeria”, ubicado en la cuadra 26 de la avenida Santa Rosa, cerca al cruce con Colonial, local que sufrió pérdidas considerables que no serán repuestas ni por los delincuentes que consumieron varios platos, ni por los efectivos policiales que en su afán por atrapar a los facinerosos ocasionaron una serie de destrozos. Esto pone en el tapete la necesidad de contar con un presupuesto policial que reponga los daños ocasionados en los operativos policiales.
“Los daños ocasionados al local y las pérdidas de lo que consumieron, bordea los 150 nuevos soles, ahora quién va a pagar las mesas rotas y los baños malogrados, todo eso lo tendremos que asumir nosotros”, manifiesta desolada Malú Chávez”.
La negociante recuerda los momentos de terror vividos, cuando lo que ella pensaba eran comunes comensales protagonizaron de pronto una batalla campal entre “buenos y malos”, entre gritos de… ¡Manos en alto!... ¡Todos al suelo!
“Le juro –agrega la mujer, que luego de la incursión policial vio reducido su capital- que pensé que iba a morir, hasta ahora con solo acordarme los vellos se me erizan”.
La Policía Nacional debería contar con un presupuesto a fin de indemnizar a los perjudicados por excesos o daños colaterales que sufren los locales en donde se realiza alguna clase de incursión, ya que no es la primera vez que se suscitan este tipo de hechos en los que los comerciantes terminan siendo perjudicados.
Malú Chávez Amasifuén, se convirtió en obligada testigo de una de las incursiones policiales más sonadas de los últimos días: “La Captura de los Injertos de la Siberia”, en las instalaciones del restaurante “Valeria”, ubicado en la cuadra 26 de la avenida Santa Rosa, cerca al cruce con Colonial, local que sufrió pérdidas considerables que no serán repuestas ni por los delincuentes que consumieron varios platos, ni por los efectivos policiales que en su afán por atrapar a los facinerosos ocasionaron una serie de destrozos. Esto pone en el tapete la necesidad de contar con un presupuesto policial que reponga los daños ocasionados en los operativos policiales.
“Los daños ocasionados al local y las pérdidas de lo que consumieron, bordea los 150 nuevos soles, ahora quién va a pagar las mesas rotas y los baños malogrados, todo eso lo tendremos que asumir nosotros”, manifiesta desolada Malú Chávez”.
La negociante recuerda los momentos de terror vividos, cuando lo que ella pensaba eran comunes comensales protagonizaron de pronto una batalla campal entre “buenos y malos”, entre gritos de… ¡Manos en alto!... ¡Todos al suelo!
“Le juro –agrega la mujer, que luego de la incursión policial vio reducido su capital- que pensé que iba a morir, hasta ahora con solo acordarme los vellos se me erizan”.
La Policía Nacional debería contar con un presupuesto a fin de indemnizar a los perjudicados por excesos o daños colaterales que sufren los locales en donde se realiza alguna clase de incursión, ya que no es la primera vez que se suscitan este tipo de hechos en los que los comerciantes terminan siendo perjudicados.
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