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Ingresos ya no serían suficientes y sólo subsidio de estado salvaría entidad

Es categórico. Mario Arbulú, ex presidente de la Empresa Nacional de Puertos, explicó que a esta compañía estatal solamente le quedan dos años de vida, luego de traspasar el mando de sus operaciones a la extranjera APM Terminals, el pasado 1 de julio.

Según explicó el propio directivo, este alarmante vaticinio se da teniendo en cuenta que, luego de la concesión, la entidad que dirigía ya no contaría con el dinero suficiente para mantenerse a flote, con lo cual, desaparecería y dejaría a cientos en la calle.

Enapu percibía el 91% de sus ingresos con el terminal norte del Callao, con lo cual, solventaba a los muelles de las provincias del país, sin embargo, ceder sus operaciones a una empresa internacional sería inviable pues afectará la solvencia de los terminales a nivel nacional. Con esto, la empresa nacional corre gran peligro.

“De los 100 millones de soles que se generan anualmente en el Callao, al final quedan como utilidades 29 millones. Esto sucede pues 71 millones se van subvencionando los puertos provinciales. En total Enapu administra 11 terminales nacionales, de los cuales, nueve son deficitarios y dos en azul, lo cual significa que sólo consumen recursos” explicó Arbulú.

Igual de incierto es el futuro de los trabajadores quienes no firmaron por la transnacional, y que ahora continúan con Enapu. Las 218 personas que aún no saben donde serán reubicadas, representan un costo de 4 millones de soles mensuales, con los cuales, su sueldo sólo está asegurado hasta el año 2012. Después de ese plazo, nadie sabe qué sucederá.

Se precisó que la alternativa para salvar el destino de los empleados, y de la misma entidad, sería que el próximo gobierno subsidie a los terminales nacionales, de lo contrario, su suerte estaría echada.

“El subsidio que debe dar el nuevo gobierno de Ollanta Humala tiene que ser de 79 millones de soles anuales para que Enapu no quiebre. Indicó”

El ex presidente de la Empresa Nacional de Puertos subrayó que de no recibir el apoyo del estado, la compañía nacional terminaría en dos años sus operaciones, con lo cual, no solamente los empleados, sino, el país perdería una de sus mayores fuentes de desarrollo e ingresos.

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