Barristas se drogan en los estadios, Narcotizados, provocan hechos de violencia para mostrar su ‘bravura’ ante sus rivales
Secreto a voces. A consecuencia del trágico acontecimiento ocurrido en el Estadio Monumental, la atención de todo el país vuelve a caer sobre las barras bravas y sus incontables hechos delictivos en perjuicio de la sociedad.
Según se sabe, para esto existen muchas razones: una niñez violenta, vivir en hogares desunidos, y el consumo de droga, de la cual, no se podía determinar en qué grado era consumida entre la comunidad de hinchas más avezados de los equipos de la ciudad.
Actualmente, gracias a una investigación realizada en Lima y Callao con barristas de Universitario, Alianza, Sporting Cristal y Sport Boys, se reveló que el 75% ha consumido drogas. De ellos, la mayoría procede de hogares conflictivos o desintegrados, y se ha involucrado en actos violentos.
La droga en las tribunas
Según refirió Víctor Morocho Castañeda, reconocido psiquiatra la Universidad Nacional Mayor de San Marcos con estudios en las universidades Cayetano Heredia, Gorki Donetsk de Ucrania y Deusto de España, escuchó el testimonio anónimo de 500 hinchas e hizo una macabra sentencia: la inseguridad está presente en cada encuentro de fútbol.
El especialista dio a conocer que el consumo de sustancias psicoactivas en las “barras bravas” incrementa la posibilidad de que sus miembros se vean inmersos en hechos violentos por la “defensa” de su equipo. Esto no es difícil de entender. Aunque suene trágico, la muerte del joven Walter Oyarce en el Estadio Monumental, es un lamentable ejemplo.
El consumo de drogas propicia que los barristas perciban con normalidad la agresión a las personas y a la propiedad. Incluso, refirió Morocho, esta violencia es considerada como un mérito para ascender en la jerarquía de las barras.
Debido a ello, para erigirse como el más ‘bravo’ de su círculo, los barristas estarían dispuestos a matar por defender la banderola de su grupo o, la de territorios que ellos "han tomado", como en el caso de los emblemas extraídos a sus adversarios.
Violencia en todos los estratos
La vieja creencia de que los hechos de violencia se producen sólo por residentes de estratos socioeconómicos, ha pedido validez. La pasión desmedida y el consumo de estupefacientes se vive tanto en los palcos como en las tribunas.
Por ejemplo, la pasta básica de cocaína (PBC), la marihuana y el alcohol de bajo precio suelen circular entre los barristas de los conos de la capital; mientras que en los niveles altos, el clorhidrato de cocaína, el vodka y los estimulantes energéticos son los más consumidos. En ambos casos el vandalismo es igual de pernicioso.
“Algunos ingresan a las barras con un consumo anterior de drogas porque pertenecen a pandillas, pero otros entran siendo consumidores esporádicos”, dijo el psiquiatra.
¿Solución saludable?
Morocho Castañeda cree pertinente considerar a la violencia generada por el consumo de drogas bajo el enfoque de la salud mental, que no implique criminalizar al barrista, sino tratarlo como una persona con dificultades, a la cual es necesario apoyar profesionalmente para superar sus carencias.
Según explica, los adolescentes y jóvenes se integran a las barras bravas debido a una serie de problemas personales y trastornos mentales que no son ajenos en los estratos con niveles altos de vida.
Tal revelación la pudo hacer luego de que muchos barristas accedieron a brindar su testimonio, a cambio de no revelar su identidad. En la serie de conversaciones, el galeno confirmó el tormentoso proceder de sus entrevistados: un 96% vivía en familias desintegradas, o con padres violentos.
Juventud Rosada
El estudio efectuado fue posible con el ‘auspicio’ de 500 barristas de la Trinchera Norte, de la “U”; Comando Sur, de “Alianza”; una del Sporting Cristal; y Juventud Rosada, del Sport Boys. El Callao tampoco está libre del flagelo de las barras bravas.
Según confesión de los hinchas rosados al especialista, ellos también han consumido sustancias ilícitas antes, durante y después de los encuentros del Sport Boys, realizados tanto en el primer puerto, como en otros distritos limeños.
Asimismo, relataron que se han involucrado en actos violentos en pos de mostrar su atrevimiento frente a otra hinchada. Aunque no ‘suenan’ con el mismo peso de la Trinchera Norte, o del Comando Sur por los hechos de sangre registrados recientemente, también son de temer.
Tal bravura no es ‘gratuita’. Es necesario recordar que muchos de sus integrantes proceden de las zonas chalacas más picantes como Puerto Nuevo, Barracones, entre otras. Es estos casos son evidente las dificultades familiares, y por ello, pueden explotar en contra del bienestar social.
Posibles soluciones
La situación no ha variado mucho en los últimos años, incluso, puede haberse agravado. Para Morocho Castañeda, esto responde a que las medidas adoptadas para enfrentar el problema han tenido siempre un carácter represivo, lo cual significa actuar después de cometidos los hechos violentos.
En este caso, antes de movilizar efectivos policiales para vigilar a los barristas, es mejor destinarlos a cortar la conexión de la droga con estos grupos de violencia. Con ello, los índices delincuenciales, y los crímenes como el acontecido en el coloso de Ate, podrían quedar en el olvido.
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