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Falsos gremios de constructores amenazan, extorsionan y asesinan por conseguir su cometido

La violencia camuflada. Carla Ximena Carrasco Briceño, la quinceañera que murió baleada dentro del auto de su pareja, hace un par de semanas da cuenta de una triste realidad: el hampa se ha desatado sin control y está a vista y paciencia de todos.

Según versiones de la policía, la muerte de la joven se habría dado en un ataque de sicarios dirigido en realidad al enamorado de la menor, Yusep Cervantes Yabar (29) ‘Cholo Yusep’, a quien iban a silenciar por disputas de cupos de trabajos en Construcción Civil, uno de los gremios más violentos del país.

Este grupo tiene bien ganada tiene su fama debido a las movilizaciones poco amigables que ha tenido en el pasado. Justamente por esa condición, él se ha convertido en la pantalla con la cual cientos de hampones se cubren para cometer sus crímenes: ellos podrían llamarse sin exagerar ‘Destrucción Civil’.

Números en rojo
La policía detuvo a 886 integrantes de pseudos gremios de construcción extorsionando a empresarios de toda la ciudad. En Lima y Callao hay más de 2,300 construcciones, una mínima parte de lo que se proyecta para los próximos años. Debido a este crecimiento, las autoridades policiales se verán obligadas a reforzar la vigilancia.

Esta actividad de los obreros se vuelve cada vez más peligrosa. Este año han sido asesinados 20 dirigentes sindicales a manos de bandas que buscan apoderarse de las obras, pero el trabajo policial parece insuficiente.

Desde que fue creada en febrero de 2010 la División de Protección de Obras Civiles (Diproc) de la PNP, se ha desarticulado 31 bandas dedicadas a la extorsión. Al mando del coronel Roberto Munaylla se ha logrado controlar el asedio de esas organizaciones a los empresarios, sin embargo, las extorsiones no siempre son denunciadas.

Dos de las zonas más difíciles de controlar para esta dependencia son San Martín de Porres y el Callao, lugares donde se ha registrado la mayor cantidad de muertes por estas extorsiones o disputas.

Según el coronel Munaylla, el primer puerto es una zona muy difícil porque las bandas que operan en la zona se valen de grupos de trabajadores para presionar a los dueños de las obras.

En el 2010 los agentes detuvieron a 1,995 delincuentes dedicados a la extorsión en construcciones, y decomisó 213 vehículos. En contraste, en el 2011, cayeron 886 integrantes de estas bandas, junto a 95 autos utilizados para los delitos. Asimismo se recuperó 34 armas de fuego, diversas drogas y dinero en cantidad.

“Los resultados son buenos, tenemos una labor de inteligencia dentro de las obras y patrullaje continuo pero para un delincuente que sale de la cárcel y no tiene dinero, le resulta más fácil amenazar por teléfono o enviar un correo electrónico amedrentando a los dueños de las obras, diciendo el nombre de sus hijos o en que colegio estudian”, señala el coronel Munaylla.

Dejó en claro además que muchas bandas han cambiado de “giro” debido a los avances tecnológicos (cámaras, alarmas silenciosas, etc) por lo que ahora tienen la mira en las obras de construcción de toda la ciudad.

Grupos fantasma
La Policía está preocupada por la proliferación de pseudo-sindicatos que se forman con el único objetivo de exigir puestos de trabajo y dinero a las constructoras.

“Los extorsionadores se acercan a los empresarios para hacer sus pedidos bajo amenazas”, indica Munaylla.

Él mismo pidió a la Oficina de Registro Sindical del Ministerio de Trabajo información sobre cómo se formalizan los sindicatos y si ellos están cumpliendo todos los requisitos de ley.

“Sabemos que el integrar un sindicato es un derecho pero lo ideal, ante este panorama, sería que las exigencias fueran más rigurosas para evitar que (los delincuentes) se aprovechen de los gremios formales”, explicó.

‘Apretones’ de alto vuelo
Herbert Mendoza Tenorio, Luis Quiroz Alguedas (a) “Negro Maldad”, José Nieto Justo José Leandro y Johnatan Cáceres Rivera fueron detenidos el 14 de junio de 2010 cuando extorsionaban al representante legal de la empresa Uzavalle SAC. Todos pertenecían a un “sindicato de construcción civil de Pueblo Libre”.

En octubre del mismo año, la Diproc detuvo a una banda cuando ‘apretaba’ a los propietarios de una obra en el balneario de Asia. En poder de los detenidos se encontró dinero y un auto del año que había sido robado a los propios empresarios.

Ante esta alarmante situación, los afectados demandan que todos los involucrados en el problema, es decir la Cámara Peruana de Comercio (Capeco), el Poder Judicial, el Ministerio de Trabajo y la Policía unan esfuerzos y frenen de una vez el accionar de estas bandas de delincuentes.

En el Callao, aunque estos hechos son harto conocidos, aún no se encuentra una solución definitiva. Los crímenes cometidos por estas bandas representan una piedra tan pesada que ni siquiera los helicópteros de la Región Callao pueden levantar.

‘Destrucción Civil’ sigue cobrando vidas como la de Carla Ximena Carrasco Briceño, menor que falleció por un ajuste de cuentas mal ejecutado. El clamor popular pide respuestas concretas e inmediatas y no más ofrecimientos.

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