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Radares instalados en terminal tienen sólo un par de meses, pero ya han fallado hasta en tres ocasiones

Una situación no sólo escandalosa e indignante, sino, peligrosa es la vivida actualmente por muchos pasajeros de las diversas aerolíneas que llegan y salen del país pues el sistema de radares recién adquirido para el aeropuerto ‘Jorge Chávez’, a pesar de sus pocos meses de funcionamiento, ya presenta serias deficiencias.

Los nuevos aparatos de tipo Aircon 2100, que fueron comprados el año pasado, cuando Enrique Cornejo era Ministro de Transportes durante el pasado gobierno de Alan García, fueron presentados a mediados de este año. Según se dijo, estarían parcialmente operativas en octubre, sin embargo, desde la fecha sólo han servido para complicar las cosas.

Los inconvenientes no pasaron desapercibidos por nadie. Se llegó incluso a informar incidentes de gravedad en el sistema de comunicación actual, pero aunque suene increíble, Corpac y el Ministerio de Transportes y Comunicaciones responsabilizaron a la geografía de nuestro país: con mucha ligereza, dejaron que su irresponsabilidad hable en su nombre.

Peligro denunciado

Mediante un comunicado, la Asociación de Controladores de Tránsito Aéreo del Perú (Acta Perú) informó su preocupación por la reciente aparición de tres fallas de seguridad en las operaciones aéreas en el ‘Jorge Chávez’ durante las dos últimas semanas.

Yendo más allá incluso, de acuerdo al oficio, el 13 de octubre pasado se produjo la "caída total del sistema" Radar AMS2000 por un lapso de dos horas aproximadamente. Además, breve pero igual de letal, se reportó la falla total del sistema de comunicaciones por más de dos minutos en el centro de control.

Siguiendo en el mismo mes, esta vez el día 25, nuevamente se presentó el mismo inconveniente, pero esta vez por más de tres horas. Al día siguiente aconteció un problema similar por más de doce horas. Esto sólo causó retrasos y baja en la operatividad de terminal, pero, por gracia divina si se quiere, no hubo incidentes directos con las personas.

Acta Perú considera que en tales circunstancias es imposible realizar una labor favorable tanto para controladores, aeronaves, y pasajeros.

"Bajo las actuales circunstancias, cierre de pista, congestión de tránsito, estos frecuentes eventos son catastróficos para la seguridad operacional”, indica el documento emitido.

Promesas, sólo promesas

Con bombos y platillos se anunció en mayo de este año, la adquisición de nuevos radares para los terminales aéreos del país, entre ellos, el ‘Jorge Chávez’, la puerta de ingreso al Perú.

Según se dijo, con la medida se podría operar vuelos aun en condiciones de intensa nubosidad pues el Terminal aéreo también contaría con nuevo centro de control y un simulador: esta tecnología de punta, utilizada en otros lares, no fue lo que se dijo.

Como informó la Corporación Peruana de Aeropuertos y Aviación Comercial (Córpac) en junio pasado, el mencionado radar sería parte de la primera entrega del paquete de inversiones anunciadas por más de US$37 millones. Este primer paso, bochornoso y peligroso es el mal inicio de una supuesta modernización del principal aeropuerto del país.

No es cosa de juego

La semana pasada, el Sindicato Unificado de Controladores de Tránsito Aéreo del Perú realizó un paro de 48 horas que retrasó los vuelos hacia provincias. La misma situación podría repetirse esta semana pues se realizará una medida similar nada menos que este sábado, en la víspera de Navidad.

El gremio anunció el jueves 15 que esta vez su paralización será de 72 horas, desde las 7 a.m. del 22 de diciembre, hasta la misma hora del día 25.

“Esta huelga es porque el gobierno no le está dando la importancia debida al pliego de reclamos de los controladores”, adelantó el secretario del sindicato, Alberto Pimentel.

Entre las solicitudes a Corpac figuran la restitución de la bonificación por labores nocturnas, el pago de horas adeudadas y la creación de un seguro por pérdida de licencia y además, el funcionamiento correcto de los mentados radares, los cuales pueden causar una tragedia en cualquier momento.

La adquisición de estos 8 aparatos a la empresa española Indra Company, supuestamente de última generación, costó al Estado 34 millones de dólares. Hasta la fecha ya se ha cumplido con el pago de 27 millones, sin embargo, los equipos no han funcionado como se debería.

En el colmo de la ineptitud, la empresa se ha excusado alegando que el carácter montañoso de nuestra topografía impide el correcto desempeño de las máquinas, sin embargo, ¿esto no fue evaluado por el Ministro de aquel entonces, Enrique cornejo, ni por Alan García?

El pretexto de la compañía suena faenón y la situación actual es tensa. Los radares son la única herramienta para que las naves lleguen seguras y sin contratiempos al ‘Jorge Chávez’, sin embargo, esto no es tomado con la seriedad necesaria. A la vieja usanza de las autoridades del país tal vez se esté esperando una desgracia para recién actuar.

La huelga tampoco es cosa de juego. En un día normal se dan entre 480 a 520 operaciones, sin embargo, en una jornada de paralización, la tasa baja a sólo 97. El asunto es espinoso y debe solucionarse a la brevedad.

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